Se considera que un dolor es crónico cuando dura más de seis meses y para el que no existe una evidencia de daño que lo cause. El dolor es un mecanismo de protección que no siempre refleja el estado físico de nuestros tejidos de la espalda, y por ello, podemos sentir mucho dolor sin una patología o un daño estructural que lo justifique.
Entendiendo el dolor crónico. Dolor crónico vs dolor agudo.
El dolor crónico es diferente del dolor agudo. El dolor agudo se produce cuando existe una patología o un daño estructural. Después de que se ha producido un dolor agudo, el cerebro es capaz de grabar y de memorizar ese dolor y puede generarlo de forma automática e involuntaria al haberse producido una sensibilización y una memoria de dolor. En definitiva, el dolor siempre está en tu cerebro, pero es un dolor real.
Investigación en neurociencia
Los principales hallazgos en la investigación en neurociencia están descubriendo los mecanismos que amplifican y perpetúan el dolor de espalda, y apuntan a que estos están principalmente relacionados con la parte afectiva-cognitiva del cerebro, así como con la memoria de los procesos dolorosos. Educar al paciente sobre la neurociencia del dolor cambia el modo de pensar sobre él, reduce la amenaza que este representa y ayuda a su tratamiento. Muchos pacientes con dolor de espalda evitan ciertos movimientos porque tienen miedo a que les provoquen dolor. El hecho de anticipar constantemente el dolor que precede a un movimiento y prepararse para él es suficiente para provocar una activación del centro de memoria del miedo en el cerebro y, por lo tanto, las respuestas consiguientes capaces de producir dolor. De este modo, ciertas conductas, aprendizajes, pensamientos y estímulos, pueden provocar alteraciones en el correcto funcionamiento del procesamiento del dolor en el cerebro que conduzcan a un aumento y perpetuación del dolor de espalda. Por lo tanto, para abordar el dolor crónico es necesario un cambio desde el enfoque biomédico hacia uno biopsicosocial donde se combine la educación en la neurociencia del dolor con el entrenamiento físico o dirigido hacia aspectos cognitivos. En muchas ocasiones, no es posible identificar la fuente del dolor, por lo que diferentes médicos puede realizar varios diagnósticos distintos. Este problema se extiende a los consejos y ejercicios que se prescriben para el dolor de espalda que, a menudo, son los mismos para todos, independientemente del problema. En dos pacientes con una misma patología, como puede ser la hernia discal L5-S1, las alteraciones biomecánicas y neurales serán distintas en cada uno de ellos, y los niveles de dolor diferentes.
Comúnmente, definiríamos el dolor crónico como toda aquella experiencia de dolor ocasionada por una lesión cuya recuperación se prolonga más allá de su tiempo establecido de curación.
Aún así, en ocasiones no es necesario haber sufrido una lesión para sufrir dolor crónico, de hecho, no es necesario tener un estímulo doloroso para percibir dolor.
El conjunto de aspectos sociales y afectivos establecen cambios a nivel del sistema nervioso central, dando lugar a una alteración en la modulación del dolor, también conocido como sensibilización central.
- Podemos ayudarte en patologías que han desarrollado un dolor crónico como:
- Dolor lumbar
- Dolor cervical
- Dolor pélvico
- Dolor de hombro, rodilla y tobillo
¿Cuáles Son las Causas Más Comunes de Dolor de Espalda?
Los accidentes y lesiones deportivas son las causas más comunes de dolor de espalda crónico. Pero a veces, incluso las actividades simples o movimientos — como agacharse para recoger un objeto del suelo — pueden desencadenar el dolor.
También hay una serie de otros factores que pueden aumentar su riesgo de dolor de espalda, incluyendo:
Mala Postura – Mala condición física debido a la inactividad
Enfermedad interna, como piedras en el riñón, infecciones o coágulos
Obesidad—De acuerdo con un estudio en la Revista American Epidemiology, las personas con sobrepeso y obesas tienen mayor prevalencia de dolor lumbar que las personas delgadas.
Estrés psicológico/emocional
Osteoporosis o pérdida ósea (medida por la el Z-score y no por el T-Score en basado en adultos o jóvenes)
Un Estilo de Vida Sedentario y Estar Demasiado Tiempo Sentado lo Pone en Riesgo De Dolor de Espalda
Hay un denominador común entre la mayoría de los pacientes que sufren de casos severos de dolor crónico: un estilo de vida sedentario.
La mayoría del dolor de espalda, cuello y otros dolores musculares están relacionadas con la distribución desequilibrada de la fuerza por todo el cuerpo, que se genera al estar trabajando o permaneciendo en posiciones anormales durante períodos prolongados.
Además, estar mucho tiempo sentado y la mala postura son los principales factores de riesgo, no solo del dolor de espalda, sino también del aumento de peso, obesidad, problemas en las articulaciones, problemas nerviosos, como el síndrome del túnel carpiano y otras enfermedades debilitantes.
De hecho, un número cada vez mayor de investigaciones han encontrado que estar mucho tiempo sentado es un factor de riesgo independiente de la mala salud y muerte prematura, incluso si hace ejercicio regularmente.
Mala Salud Emocional
Cada vez hay más pruebas de que el dolor de espalda y otros tipos de dolor pueden ser generados por problemas psicológicos o emocionales. Es mi experiencia que la salud emocional y su capacidad para abordar eficazmente el estrés, es un componente esencial para una salud óptima, y podrían tener un increíble impacto en la manera en que elimina eficazmente su dolor. Si tiene cualquier problema emocional subyacente y trauma sin resolver, esto puedo influir profundamente en su salud, en particular en términos de dolor físico. Un estudio realizado en 2004 sobre el dolor de espalda apoya esta teoría. Los investigadores de este estudio monitorearon a 100 pacientes a lo largo de cuatro años. Todos los pacientes, que no tenían dolor de espalda al inicio del estudio, se sometieron a pruebas psicológicas. Después, los investigadores compararon quienes de los participantes se mantuvieron sin dolor y quienes desarrollan dolor de espalda. según los resultados, los participantes que obtuvieron bajos puntajes en las pruebas psicológicas eran tres veces más propenso a reportar dolor de espalda al final del estudio. Muchos expertos en la salud de diversos campos de la medicina afirman que el trauma emocional y psicológico tiene efectos severos en el riesgo de que una persona adquiera dolor crónico. Un ejemplo es el Dr. John Sarno, un psiquiatra que utiliza técnicas mente-cuerpo para tratar a pacientes con dolor lumbar severo. Él se especializa en ayudar a las personas que ya se sometieron a cirugía para el dolor lumbar, pero no recibieron ningún alivio. Este es un grupo de pacientes resistentes — sin embargo, el Dr. Sarno tiene una tasa de éxito superior al 80 %. Él utiliza técnicas como la Técnica de Liberación Emocional (EFT), una técnica similar a la acupuntura que estimula los puntos meridianos en todo su cuerpo. Lamentablemente, muchas personas rechazan este tipo de estrategias de tratamiento simplemente porque parece «demasiado simple para ser real.» Por desgracia, creen que con el fin de aliviarse del dolor, tienen que someterse a un tratamiento radical o tomar medicamentos.
¿Cómo? Formación en dolor: el objetivo es que el paciente comprenda los mecanismos del dolor más básicos, ayudándole a entender su estado actual.
- Manejo del dolor: enseñar estrategias para comprender y manejar las situaciones de dolor en la vida diaria.
- Recuperación funcional: recuperar los patrones de movimiento, así como la funcionalidad muscular perdida y/o alterada a causa del dolor.
- Por ello, para un tratamiento efectivo hay que valorar cómo determinada patología ha afectado a la biomecánica particular de cada paciente (sistema muscular, movilidad, capacidad de contracción de los músculos…), detectar las posibles disfunciones y alteraciones y establecer un programa de rehabilitación con ejercicio específico. Es necesario un protocolo de actuación con una dosis de ejercicio adecuada y una correcta progresión.
¿Cómo evitar el dolor de esplada en cinco situaciones?
Por ello, queremos compartir contigo algunos consejos para prevenir su aparición o retrasarla el mayor tiempo posible. Sobre todo, queremos evitar que estos cinco vicios posturales lo sigan siendo:
– Mantenerse en pie y caminar. Mientras estés de pie en una posición estática, mantén siempre un pie en alto con ayuda de un soporte, flexiónate por las rodillas y conserva la espalda recta. Además, no permanezcas de pie en la misma postura durante mucho tiempo y no te inclines hacia delante con las piernas estiradas. De igual modo es aconsejable que camines con buena postura: cabeza alta, barbilla recogida, pelvis hacia delante y pies rectos. Y si puedes, utiliza un calzado cómodo.
– Levantar pesos. Flexiona las rodillas, no la espalda. Levanta los objetos sólo hasta la altura del pecho para evitar lesiones y si la carga es muy pesada piensa los movimientos con antelación para evitar desplazamientos súbitos o, en su defecto, pide ayuda. Para recoger objetos del suelo, apóyate con una mano en la rodilla o en otro objeto e intenta transportar la carga pegada al cuerpo.
– Conducir. Adelanta el asiento del coche de manera que las rodillas estén plegadas y más altas que las caderas. Siéntate erguido y conduce con las dos manos en el volante. No alejes el asiento de los mandos porque hará que te estires, aumentando así la curvatura lumbar y la tensión. Por último, al entrar a tu coche, siéntate primero e introduce las piernas después.
– Dormir. Un colchón firme es un gran aliado para ti y para tu espalda. A la hora de dormir, hazlo de lado con las rodillas flexionadas o boca arriba con una almohada bajo las rodillas. No duermas ni te tumbes en colchones o cojines blandos y demasiado mullidos y sin sujeción para el cuerpo porque provoca curvatura y tensión de espalda. Además, evita almohadas muy altas y dormir boca abajo.
– Sentarse. Usa una silla lo bastante baja para que los pies apoyen por completo en el suelo y las rodillas queden más altas que las caderas. Debes apoyarte con firmeza contra el respaldo y puedes utilizar una banqueta para apoyar los pies o cruzar las piernas. También debes evitar sentarte en sillas demasiado altas o alejadas del puesto de trabajo, no te repantigues y, sobre todo, intenta no inclinarte hacia adelante y arquear la espalda.